El V Festival Nacional de Teatro Aficionado continúa en abril. con clásico del teatro contemporáneo. ¡Ay, Carmela! de José Sanchís Sinisterra.

SINOPSIS:

Carmela y Paulino son dos actores de revista que en plena Guerra Civil, actúan por los pueblos de una España rota. Sin darse cuenta, cruzan las líneas y son hechos prisioneros por los nacionales. Se ven obligados entonces a realizar una representación para un público compuesto de militares vencedores y algunos brigadistas que serán fusilados al amanecer. El espectáculo que preparan de forma rudimentaria deberá incluir una parodia contra la República, un número ideado para humillar a los prisioneros que será el desencadenante de la tragedia cuando Carmela, indignada y pese a los intentos fallidos de Paulino, se revela y acaba siendo también fusilada. Paulino se queda solo, con sus recuerdos y sus miedos, sin otro consuelo que el vino y, a ratos, la presencia fantasmal de su querida Carmela.

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La obra ¡Ay, Carmela! está llena de mensajes, cada frase contiene, como las muñecas rusas, algo más. Pero si nos centramos en el personaje de Carmela el mensaje no puede ser más claro y potente: el valor del sentimiento, la fuerza de la dignidad. Carmela no es una heroína, ¿o tal vez si lo es una mujer que se gana la vida sobre un escenario en un tiempo de guerra y de miseria. Una mujer con carácter y criterio en un mundo de hombres?. No está en el frente ni lleva un arma, pero si tiene una clara conciencia social. No, no es una heroína, de ahí nace su grandeza porque ante la injusticia, desde su simpleza y su incultura se levanta esa madre coraje -sin siquiera serlo- y se enfrenta al terror, a la sinrazón.

Carmela es la dignidad, es la valentía, es la rebelión contra lo establecido. En un tiempo de guerra y de miseria es una mujer, Carmela, quien se enfrenta a un ejército, a pecho descubierto.